Estamos en 1981, tengo 25 años y varias operaciones en mi seno derecho. La primera vez que pasé por quirófano, allá por 1977 (Una de muletas) recibí la visita del archiconocido 'virus de quirófano'. Lo que en la mayoría de pacientes no pasa de un enfriamiento, en mi caso se convirtió en una pesadilla. Debió gustarle el "solar" que le ofrecía mi seno y el muy c.br.n se construyó su nido allí, acelerando la aparición de una mastopatía fibroquística.
Como sea que ya llevamos varios años con el 'inquilino' y no hay forma de 'desahuciarlo' y mandarlo a la calle, mi hermana mayor y yo decidimos visitar a un ginecólogo para consultarle. El tipo repasa el historial clínico y me mira toda -como si quisiera aprenderme de memoria- y dice:
- doctorX: yo diría que se está formando un tumor así que, para evitar males mayores, yo haría una mastectomía (amputación del pecho) y ...
Mi cara es un auténtico poema de horror. No sé si reír a carcajadas o llorar pataleando en el cuello del galeno.
- yo: a ver, para que yo me entere... dice usted que si me corto en la cocina, para evitar que el día de mañana se me gangrene, el dedo hay que amputarlo ¿no?
- Ana Mª: ¿sabe lo que yo le digo? que para evitar que nazcan niños berzotas como usted, mejor se corta -de los tres que le cuelgan- el más largo. ¡¡vámonos de aquí lupi!!
...
Años después sí se detectó un tumor, lo extirparon completo y sin ramificar. Y aquí sigo yo enterita... aunque, por edad, fuera de servicio ;-)
...
Ese año Joaquín Sabina nos regalaba una de sus mejores canciones (para mi gusto, claro) formaba parte de La Mandrágora, cuando su voz aún no destilaba nocturnidad.
1970, tengo 14 años y hemos venido a Sevilla a unos encuentros, con representación de todas las casas salesianas de Canarias y Andalucía. Tenemos entradas para el teatro Lope de Vega y ver unos desfiles organizados expresamente para la clausura del encuentro. Nunca me he maquillado antes, como es lógico por estas fechas, pero las mayores llevan carmín, rimel y crema para colorear los mofletes... me dejo hacer y cuando me miro decido quitar el color de mi cara -demasiado sonrosada para mi gusto- y dejar las pestañas alargadas (para una vez que llegan hasta el cristal de las gafas no voy a desaprovechar la ocasión).
El desfile acabó de madrugada y de regreso al colegio donde dormíamos, en silencio para no despertar a nadie, nos vamos todas al baño a quitarnos las pinturas y cremas. Mi primera sesión de desmaquillaje... no tengo algodones, ni cremas, ni líquidos así que me prestan de todo. Hablamos sin parar, cuchicheando para no ser oídas, de los vestidos que habíamos visto, los zapatos, la altura de las modelos...
- todas: jijijijijejejejejajajaja (subiendo de tono y volumen).
- yo: quééééé.... sssshhhhhhiiiiiissss ¿de qué os reís?... ssshhhisss ¿qué pasa? (todo esto con los ojos cerrados)
¿Qué pasaba?... pues que olvidé quitarme las gafas y tenía los cristales embadurnados de crema y chorreando por la camisa. Yo y mis despistes.
En octubre de ese año Led Zeppelin publicó su disco Led Zeppeli III que incluye ésta canción. Que me sigue encantando, por cierto.