Tengo 12 años, estamos en 1968 y es 31 de enero, festividad de S. Juan Bosco -el patrón de la familia salesiana- y como es tradición en éste día, nos reunimos unas cuantas alumnas, de diferentes cursos y edades, en la plaza del colegio y ante la puerta principal. Preparamos el gran asalto para colarnos en el dormitorio de las monjas y despertarlas. Ellas saben que lo vamos a hacer, pero ignoran "cómo y cuándo". Antes de irnos -la tarde anterior- dejamos una de las ventanas mal encajadas, así que ya tenemos el cómo. Son las 7 a.m., ya estamos en el cuándo.
Mido un metro y cincuenta y hago poco bulto, así que «puedes colarte por el hueco que hay entre el lateral de la reja y la pared» me dicen las mayores... dicho y hecho; a los pocos minutos estamos todas dentro y -sin hacer ruido- recorriendo la distancia hasta el dormitorio. Debemos pasar por clausura hasta la parte trasera de la capilla, donde están las dos escaleras que suben al dormitorio. Nos vamos aguantando las risas y mientras unas se dirigen hacia allí, otras me susurran: «síguenos sin hacer ruido.
No me preguntes cómo lo he hecho, pero de pronto me veo en lo más alto del campanario tirando de la cuerda y haciendo sonar la campana, como una posesa que quiere ahuyentar a los demonios, ¡y despegando los pies del suelo a cada golpe de campana!.
Evidentemente se despiertan todas las monjas y encuentran a las alumnas en el dormitorio; se despiertan los vecinos de los alrededores del colegio y salen a la calle a ver si hay fuego; vienen los municipales a ver si han entrado ladrones... y mientras todo eso, nosotras nos vamos a la cocina a ayudar a la cocinera a hacernos el chocolate, porque falta menos de media hora para que lleguen las demás con varias ruedas de churros.
No, nadie ha dicho quién ha hecho sonar la campana y sí, prometimos no hacerla sonar nunca más. No, nadie ha sido castigada ¡¡hasta ahí podíamos llegar el día del patrón!! y sí vamos a seguir la tradición unos cuantos años más. Pero esa es otra historia.
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Ésta canción de Lluis Llach sigue siendo un 'latigazo' a mi conciencia... en aquellos años tenía una motivación política clara y definida -vigente hoy en día-, pero si nos miramos detenidamente, fuera de totalitarismos, nos encontramos conque -42 años después- seguimos atados a una estaca que nos tiene atrofiados y sin ilusión por romperla y liberarnos. Te pongo la traducción al castellano (aunque se comprende muy bien en catalán).
(L'ESTACA)
El viejo Siset me hablaba
al amanecer, en el portal,
mientras esperábamos la salida del sol
y veíamos pasar los carros.
Siset: ¿No ves la estaca
a la que estamos todos atados?
Si no conseguimos liberarnos de ella
nunca podremos andar.
Si tiramos fuerte, la haremos caer.
Ya no puede durar mucho tiempo.
Seguro que cae, cae, cae,
pues debe estar ya bien podrida.
Si yo tiro fuerte por aquí
y tú tiras fuerte por allí,
seguro que cae, cae, cae,
y podremos liberarnos.
¡Pero, ha pasado tanto tiempo así !
Las manos se me están desollando,
y en cuanto abandono un instante,
se hace más gruesa y más grande.
Ya sé que está podrida,
pero es que, Siset , pesa tanto,
que a veces me abandonan las fuerzas.
Repíteme tu canción.
Si tiramos fuerte...
El viejo Siset ya no dice nada;
se lo llevó un mal viento.
- él sabe hacia donde -,
mientras yo continúo bajo el portal.
Y cuando pasan los nuevos muchachos,
alzo la voz para cantar
el último canto que él me enseñó.
Si tiramos fuerte...