1971, tengo 15 años y estamos en Varen, un pequeño pueblo en la campiña, al sur de Francia, donde la mitad -casi- de su población la forman españoles refugiados y emigrantes.
Tío Jesús no puede salir mucho debido a la dolencia de corazón que acabaría llevándolo a la tumba, años después, pero eso no impide que se relacione con sus vecinos y amigos... sobre todo cuando llega su hermano -mi padre- y además con dos sobrinos: Jorge y yo.
Esta noche hay una reunión de nostálgicos y han traído músicas de su época -española, por supuesto- y vino y licores franceses. Mientras recuerdan sus andanzas por los distintos frentes y campos de concentración (en ambos lados de la frontera) va sonando de fondo la voz de Manolo Caracol, La Niña de la Puebla, Antonio Molina y sobre todo Pepe Marchena... pero es cuando canta Juanito Valderrama su famoso y triste "emigrante", que se hace un silencio de tumba y unos a escondidas y otros abiertamente sacan sus pañuelos y limpian sus lágrimas entre sorbetones de vino y moco...
Jorge y yo, que no nos han dejado participar directamente de la velada, estamos en el fondo del jardín cerca de la valla que separa las gallinas, enganchados a una botella de Grand marnier, que se agenció mi hermano cuando sonaron las primeras notas del tocadiscos con el cante flamenco más "jondo" que se pueda resistir a los 15 y 17 años... Y allí seguíamos varias horas después, un buchito tu un buchito yo, con una botella casi vacía y echados uno encima del hombro del otro llorando como magdalenas.
No recuerdo cómo llegamos a la cama, pero yo amanecí sobre la colcha, completamente vestida ¡claro!, oliendo a naranja amarga y con un dolor de cabeza de vaca (seguro que ellas también tenían jaqueca esa mañana con tanta música).
Puntos de
Mariluz GH
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Mi cariño eterno a esos hombretones que lloraban por un país que los había repudiado por perder una utopía llamada libertad.
A Tomás -el catalán-, a tío Juan, tío Alfonso, tío Jesús... y a tantos miles más
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En 1971, Joan Manuel Serrat editó una de las canciones más bellas de toda la historia musical
10 comentarios:
Cuántas familias tuvieron que dejar sus países, sus hogares, sus recuerdos para buscar el pan más allá de las fronteras.
Gente trabajadora, luchadora, gente castigada.
Me uno a tu homenaje, bello homenaje a esta gente.
Una entrada emotiva, amiga.
Besos.
Me sumo al recuerdo y homenaje de hombres valientes y que no morirán nunca...
Preciosa musica!!
besos
Cuanto valía la libertad en esos tiempos, verdad? no como ahora que muchos políticos se empeñan en desprestigiarla...
Saludos y un abrazo enorme.
simplemente magistral... me gusta como nos cuentas tus historias-locuras.
Y buen homenaje. Felicidades
Hay recuerdos que nunca se borran de nuestra mente, amiga.
¿Sabes...? Yo lloro aun, al escuchar la canción del emigrante :)) No sé..., quizá porque tambien me recuerda a aquellas reuniones familiares donde Valderrama nos anudaba la garganta a todos, sin discriminación de edades.
Lo has contado muy bonito.
Serrat, grande como siempre.
Un abrazo.
¡QUE BONITO RECUERDOS!!!!
Has nombrado a aquel cantaor magistral que fue Pepe Marchena, pues debo decirte que todas las personas que he conocido y que le han gustado Pepe Marchena han sido siempre "gente de bien" de llanto fácil (que suelen ser gente de autentica) y sabedores de cante...
¡Ole tu y toda tu familia entera!
Un beso reina mía
Querida Maribel!
eres genial contando recuerdos, recordando historias, compartiéndola con nosotros...
hoy vuelvo por aquí y no hay mejor bienvenida que visitar tu sitio, se siente como en casa...me imagino compartiendo un café, o una botella de Grand marnier, "un buchito tu un buchito yo"
,suena genial ¿no?..
hermoso,
besitos
m
Siempre que entro en este espacio me pierdo entre recuerdos que me asaltan y sueños que con el tiempo se desvanecieron. Pero sigo entrando.
"Un buchito hoy, otro buchito más tarde".
Un abrazo
cosas de la vida. tiene gracia o mala.... fe diez kilómetros por la cámara de fotos.Y encime se la mandaban!
Un excelente relato.
saludos!
Tener que irte de tu país, de tu tierra, dejar de ver con frecuencia a tu famila, amigos, por tus ideas... es demencial...
En fin...
¿Qué te digo, mi niña?.
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Un punto de locura ¡sí! ... pero siempre desde el respeto