Seguimos en abril de 1997 -así que todavía tengo 41 años- y hemos llegado al aeropuerto de El Cairo. Casi he olvidado el 'incidente' de Orly, cuando veo la sala de llegadas internacionales, completamente "tomada" por soldados armados hasta los dientes, pertrechados como para el asalto y con la cabeza cubierta por un casco que apenas deja entrever unos ojos negros y brillantes como la obsidiana.
Vamos por las maletas, pero tengo un presentimiento... negros presagios sobrevuelan mi cabeza como los aviones lo hacen por el cielo egipcio... y es que la visión de tanto soldado con metralleta en manos me ha puesto nerviosa y con la adrenalina "a punto de nieve".
- Ana Mª: lupi, que tu maleta no sale... que ya no salen más y ¡¡la tuya no está!!.
Estoy pálida, sin fuerzas y sin creer lo que estoy oyendo... tengo la certeza de que los soldados más cercanos no dejan de mirarme.
- yo: no me gastes bromas que hace un calor horroroso y estoy nerviosísima con tanto soldado... ¿no hay que pasar control de pasaporte? pues vamos a preguntar allí por la maleta (seguro que ese asqueroso azafato la ha mandado a la otra parte del mundo, pienso con una sonrisa en los labios por si estos soldados saben leer la mente en andaluz)...
Ana me mira y, con su maleta en una mano y los pasaportes en la otra, se dirige a lo más parecido a un mostrador de información y ¡por primera vez la oigo hablar árabe! ... ¡ostras estoy salvada! ... pero no ¡de eso nada!, me vuelvo a acordar del azafato francés (pero sin sonrisa).
- Ana Mª: lupi que dice que no sabe nada de la maleta, que aquí no ha llegado. Le he dado el teléfono y la dirección del príncipe para que nos localicen allí. Vamos que la policía espera por nosotras para sellar el pasaporte.
Salimos del aeropuerto hacia la casa del príncipe Faisal y el taxista es tan amable que lo contratamos para todos los desplazamientos que íbamos a hacer en los días siguientes y él se compromete a hacer el seguimiento a mi maleta.
Hay que comprar ropa interior al menos ¿no?... pues a eso vamos primero.
Tres días más tarde recibimos la maleta -repleta de pegatinas- con un acento alemán ¡¡envidiable!!.
En este año Alejandro Sanz editó una de las canciones que más me gustan de él y que -además- viene al pelo, porque desde aquel viaje tengo el corazón partío: no sé si 'nunca más' pisar aeropuerto francés o volver a El Cairo con una mochila adosada a la espalda.
Puntos de
Mariluz GH
4 comentarios:
Pues no se cumplieron mis esperanzas de que tu viaje culminara satisfactoriamente.
Veo que en El Cairo, te llevaste un disgusto "faraonico" :))
Bueno, al menos, espero que la visión del Valle de los Reyes, compensara el "sofocón".
Un abrazo.
Cuantos momentos inolvidables, que siempre permanecerán en los corazones... forman parte de nuestras vidas, lo vivido, lo amado. No he viajado a Egipto, pero tiene que ser bonito...aunque algo peligroso me imagino.
besos querida Mariluz
:-))))
¡Lo que a ti no te pase!
Querida Mariluz
lo que más disfruto, son tus conversaciones de voz en OFF, esas que piensas dentro de tu mente y que escribes...y yo imagino acompañada siempre de una sonrisa
Abrazos grandes :)
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Un punto de locura ¡sí! ... pero siempre desde el respeto