Tengo 39 años así que estamos en 1995, y eso quiere decir que llevo dos años con el grupo de Confirmación. Después de algunos años he vuelto a las catequesis y me han asignado un grupo -de adolescentes- realmente encantador. Los chicos, además de guapos, son inteligentes, rara mezcla ¿verdad?... pues no te digo nada de las chicas.
Para cerrar el curso, he decidido que nos vamos de convivencia un fin de semana al campo. Concretamente al Fuerte de Nagüeles. Situado en el mismo pueblo, lo que ayuda a que los padres estén más tranquilos, pero también lo bastante apartado como para no tenerlos rondando por allí a ver qué hacen "sus hijos con sus hijas", y "mis niños" estén lo suficientemente relajados como para comportarse como son ellos en realidad...
Después de repartirnos las camas (chicos habitación chicos - chicas habitación chicas), de recorrer el interior y exterior para conocer dónde está cada sitio, de hacer un par de trabajos de grupo y -sobre todo- después de cenar, nos montamos una pequeña velada nocturna en uno de los torreones del fuerte. La idea es poner en común la experiencia de convivir y -música en vivo incluida- pasar un rato agradable y distendido.
Es casi media noche y tras los momentos serios y de canciones, Téllez tiene la feliz idea de que contemos historias de miedo. La poca luz ayuda a crear el ambiente adecuado. Nos sentamos en un pequeño círculo y casi en susurros vamos desgranando cuentos. No recuerdo si era yo quien estaba en uso del miedo -digo de la palabra- el caso es que, cuando más interesante estaba la cosa, cuando todos estábamos más relajados sin mirar a los lados apareció -de la nada- un perro corriendo a todo correr pasando a escasos centímetros de nosotros... nos pusimos de pie en un salto gritando y abrazados unos a otros, temblando de miedo y al mismo tiempo llorando de la risa...
Ahí acabó la velada, aunque no la noche porque, después de superado el susto, me llegó el alba, intentando que durmieran, descansaran la "sin hueso" y me dejaran recuperar fuerzas para el día siguiente... imposible de lograr ¿verdad? pues casi... saqué mis garras de loba y conseguí que se durmieran ¡¡pero a la hora que tenían que levantarse!!
Juventud, divino tesoro.
Este año Luis Miguel publicó un doble cd, llamado El concierto, que grabó en directo en 1994 y contiene esta canción que es una de las pocas que me gustan de él
Puntos de
Mariluz GH
9 comentarios:
Je, je, je...
Todo redondo.
Un beso sin susto.
Jajaja...!!!
¡¿Dormir con esa edad en un retiro campestre...?! ¡Dificil, dificil!
Un abrazo.
Fin de semana en el campo, senderismo, música, cuentos.. umm creo amigaa que conmigo tambien tendrías que haber sacado tus garras.. jajaja
Genial!!!
Un Besoteee
Sgroya
Juventud, un tesoro que se disipa con el tiempo...
Saludos y un abrazo.
juventud! tesoro eterno!
cómo extraño los días de campo, las fogatas, el quedarse contando historias el resto de la noche...
Mariluz, me hiciste tecordar mágicos momentos...
besitos de miel...
EN LAS ACAMPADAS NO SE DUERME NI SE CAYA SE DISFRUTA DE LA NOCHE CERRADA BESITOS GAVIOTA
Así fue... ¡exactamente así! Y la historia que estabas contando era de E. Allan Poe. Hay cosas que no se olvidan. Por cierto, ya estoy instalado por Málaga. Así que cuando paséis por aquí dais un toque. Un abrazo
Irse de acampada y dormir no son compatibles, sobre todo cuando eres joven :))
Un beso
noche
Desde aquel día me gustan menos las historias de miedo... ves ves... por eso no veo ya las películas... y si aparece una mosca?...
Jajajaa... que bueno...
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Un punto de locura ¡sí! ... pero siempre desde el respeto