Estamos en 1982, tengo 26 años. Estoy con unas fiebres altísimas, así que de tanto tomar líquidos -para no deshidratarme- tengo que levantarme de madrugada para ir al baño. Creo que hay alguien andando por la cocina... sí, seguro... acabo de escuchar algo en la cocina, sí... el leve ruidito que hace el cajón de los cubiertos al cerrarse.
- yo: (a media voz) ¿quién hay ahí? ... (no me responde nadie) .
Todos están durmiendo, pero sigo oyendo 'algo raro', así que me hago la valiente y salgo del cuarto de baño; soy miope y voy sin gafas tanteando la pared; enciendo la luz del pasillo y justo cuando estoy debajo de la lámpara veo una sombra -en la cocina- que se para y se queda mirándome... soy incapaz de moverme... ni de articular palabra. La lengua parece papel de lijar rascando la cueva de piedra pómez en la que se ha convertido mi boca. La sombra se encarama a la ventana y desaparece de mi vista.
- yo: mammm... ¡¡ladrón!... ¡¡¡un ladrón!!!...
Se levantan todos y me encuentran plantada en el pasillo, chorreando sudor y blanca como la pared.
- mamá: dale agua a esta niña y que se meta en la cama, habrá tenido una pesadilla por la fiebre...
- yo: ¿cómo que una pesadilla?... ¡¡había un hombre en la cocina!! (ahora me sale el histerismo) ven... mira... mira tus macetas en el suelo.
Evidentemente vamos todos y... ¡ja... qué te decía yo! se me ocurrió decirle a mamá. Allí estaban sus queridas macetas, hechas pedazos y pisoteadas en la terraza. El tipo había entrado cómodamente por una rendija de 28 cm de la ventana de la cocina -que había quedado abierta- y saltó desde el marco de esa ventana, que está en el 2º piso pero a una altura real de 3 por el desnivel de la calle. Y las huellas de sus dedos sucios en el marco de la ventana. ¡¡¡Y el cuchillo jamonero sobre la encimera!!!
La casa fue un hervidero de policías, vecinos y demás curiosos durante las dos horas siguientes, mientras yo iba recuperando la compostura y recaía en las fiebres (de aquel famoso virus de quirófano ¿recuerdas?).
A los pocos días supimos que el ladrón era un jovenzuelo sordomudo -por eso no me escuchó levantarme- al que yo había dado clases para enseñarle a leer y escribir cuando era más pequeño... la policía piensa que por eso se marchó dejando el cuchillo y sin atacarme... -yo creo más bien que él se asustó más de verme a mí que de verle yo. Este chaval murió unos pocos años después, al caer desde una terraza.
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Esta locura tiene una moraleja, no se puede ir de "gallito peleón" porque a la primera de cambio te sale el 'ramalazo' de gallina.
Puntos de
Mariluz GH
Ese año Toto editó una de mis canciones favoritas
7 comentarios:
Uysssssss yo gallina... gallina clueca... jajaja
Saludos y un abrazo.
¡¡Jo que susto!!
¡Pues menos mal que no usó el jamonero!
Para que digan algunos que la cultura no es útil. ¡Ay si no reconoce a su profe...! :))
Un abrazo.
Un día me puse muy nervioso. Vivía en una blanta baja. Mi pareja dormía. Yo no podía. En determinado momento me giré y vi, al otro lado de los barrotes de la ventana, a un tipo que miraba descaradamente.
Un beso.
Mejor que fuera gallina, que los hay muy peleones.
Un beso.
noche
uff q susto, amigaa
y pensando la familia q eran desvaríos de la fiebre.. como dice el resto de amigos .. menos mal que era gallina.. jajaja
Un Besoteeee
Sgroya
Es que impones, o das miedo jajajjaj…
.ssaludos corteses….
Si esa noche no te levantabas otra hubiera sido la historia, una locura más loca tal vez?
abrazos para ti Mariluz
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Un punto de locura ¡sí! ... pero siempre desde el respeto