15 de junio de 1977, van a celebrarse en España las primeras elecciones democráticas en 41 años... yo, desde hace 4 meses tengo 21 años, ¡soy mayor de edad y puedo votar!
Mi padre tenía que formar parte en una de las mesas, como representante del partido comunista, pero un viaje inesperado hizo que tuviera que delegar en otra persona... y el partido aceptó que fuese yo (sin ser militante y sabiendo que era católica practicante).
La situación en los pueblos pequeños no tiene comparación con las capitales, la tensión se palpaba en el ambiente... todo pueblo tiene un fanático y me tocó la papeleta. A media mañana se presentó el tipo y cuando me vio en la mesa se vino para mi como un toro al trapo rojo y dando voces, a cual más alta y grosera... en ese momento estaban -para votar- todos los "prohombres" del pueblo y gracias a uno de ellos -amigo de mi padre y padre de una compañera de colegio, tan de derechas como el otro-, que se puso en medio, la cosa no fue a mayores, porque me levantó de la silla sin hacer ningún esfuerzo y me iba a lanzar contra la pared... ¿te imaginas cómo hubiese terminado con mi metrocincuentaicinco y cuarentaiocho kilos de peso?...
No... al tipo tampoco le pasó nada. Y aún hoy, cuando nos cruzamos, vuelve la cabeza porque yo le miro directamente a los ojos, fijamente, hasta que llega a mi altura y me río. Sí, ya sé, soy muy muy borde.
Estamos en 1993 o tal vez en 1994, es verano y tengo 37 ó 38 años. El grupo de jóvenes de 'anafedez' me ha adoptado -o eso parece- porque cada evento que organizan, cada salida de copitas, cada "loquesea" me llaman para que vaya con ellos. La verdad es que me lo paso en grande y son tan buena gente, que no me cuesta un segundo decidirme a acompañarlos. Esta vez se trata del concierto de El Último De La Fila en Marbella. Me gustan sus canciones y para el grupo son unos auténticos ídolos (para ellas más que para ellos).
Y ahí me tenéis, pegadita al escenario -yo que siempre huyo de las aglomeraciones y jaleos de este calibre- rodeada de veinteañeros saltando y coreando las canciones como si cobraran por hacerlo... Poco antes de acabar una de las "isabeles" consigue hacerse oír y dice que como sea tiene que acercarse a Manolo y Quimi para darles un beso.
- todos: Isa, no la lies que te conocemos.
- Isa: que nooooooo... además lupi es mayor y seria...
- yo: ¿cómo que soy mayor y seria?... ¿qué piensas hacer y qué se supone que tengo que hacer yo?
No dio tiempo a que me explicaran nada. Isa, sin más, se desmayó cayendo a plomo al suelo... y entre unos abriendo paso a empujones y otros avisando a la Cruz Roja logramos sacarla del gentío hasta llevarla junto al escenario -donde la escalera de salida a los camerinos-. Hasta allí llegó 'la chica de la cruz roja' y mientras miraba su botiquín bajó Manolo García la escalera y, como si le hubiesen puesto una esponja con amoníaco en la nariz, saltó Isa del suelo hasta plantarse enfrente y abrazarse a un asustadísimo Manolo...
La bronca que nos echaron fue de campeonato, aunque me dijeron que gracias a mis canas la cosa no pasó a mayores. A mi se me quedó la cara roja como la grana para el resto de la noche... y es que cuando se me pasó la vergüenza (a los cinco minutos, por cierto) los ataques de risa eran continuos y los bailes y las copitas y los chupitos... fue una noche ¡memorable!